miércoles, 18 de abril de 2018

Capítulo 1: Si fueras para mí de Rosanna Capursi



Sinopsis

Mónica Valentini es una joven de 24 años que sufre un terrible accidente y se transforma en un fantasma. Estando en ese limbo entre la vida y el más allá, un arcángel le entrega un dije para que pueda aparentar ser mortal, con una sola condición: tendrá que cumplir una misión, pero Mónica no cumple al pie y termina enamorandose de Christopher, un joven de 27 años, que la hará sentir como si aún estuviera viva.

Esta es una obra llena de ficción, drama y romance. 



Cuando era joven, imaginar que moriría siendo una anciana junto al amor de mi vida, un matrimonio con mis hijos, la vida que uno en la juventud se idealiza y sueña, pero... ¿y si algo pasa en tu vida que hace cambiar tu forma de pensar y tu forma de ver la existencia?

Aunque debo admitir que cuando mi vida acabó de una manera inesperada, una nueva comenzó, y me hizo ver como la vida y la muerte, no eran tan diferentes como pensaba.

 Prólogo

Un día de Octubre del año 2015, estaba comenzando a sentirse el frío del otoño, un hombre de 35 años, que tenía el cabello amarillo y los ojos azules, recién salido de la cárcel por haber robado en varias casas, estaba caminando tranquilamente por las calles de Colonia, en Alemania, se sentía paz, y mucha, pero mucha tranquilidad.

Alrededor de las dos de la mañana, cuando el hombre caminaba por una calle que se encontraba aparentemente vacía, un conductor borracho, lo atropelló asesinándolo al instante.

El hombre comienza a ver una luz enceguecedora de color rojo, el hombre se cubre con su brazo izquierdo el rostro.

  Felix Meyer, vengo a darte una tarea. — Se escucha una voz gruesa  se escucha desde esa luz.

  ¿Eres el diablo?— Le preguntó Felix, tenía otras preguntas en mente, como por ejemplo, ¿estaba muerto? ¿Dónde estaba? Muchas preguntas que se hacía, pero la primera, y aparentemente, la menos importante, fue la que salió de sus labios. 

  Eso no es importante Felix, vengo a darte la tarea de que busques a alguien.

Felix cruza sus brazos esperando que la voz siga hablando y frunce el ceño, Ya el resplandor rojo no le molestaba.

  ¿De acuerdo? ¿Cómo se llama?

  Oh querido amigo, esa persona aún no ha sido “creada”, tendrás que esperar por lo menos un año antes de comenzar a buscarla, se llama Mónica, Mónica Valentini.

  ¿Y para qué quieres que la busque?

 Eso es algo que no te puedo decir aún, mi amigo.

Felix se puso su mano sobre su rostro, rió y coloca sus manos en su cintura.

  ¿Y qué pasa si me niego a hacerlo?

  Pues, me acompañarás al infierno donde pasarás tu eternidad sufriendo con los trabajos que te mandaré a hacer.

Felix no dudó mucho en elegir su destino, ¿Qué prefería? ¿Hacer el trabajo o ir al infierno?

  De acuerdo, lo haré, pero solo si me prometes que viviré eternamente en la Tierra y no estaré de nuevo en la cárcel. — cruzó nuevamente sus brazos, el tenerlos así le daba cierta seguridad y le quería demostrar que no le tenía miedo a ese diablo o demonio...

  De acuerdo, yo te contactaré mediante sueños, mientras tanto, te daré un anillo con una piedra de rubí que usarás en tu mano izquierda, y no te lo puedes quitar si no quieres desaparecer frente a la vista de cualquier ser humano.

  ¿Algo más que deba saber?—  Le pregunta Felix mirando su mano izquierda en donde su suponía que estaría el anillo del que le había hablado ese demonio.

  No, sólo eso.

Felix vio una luz que lo cegó, cuando ya la luz se había apagado, resultó que se encontraba acostado en su cama.

Estaba a un año de su misión, no sabía cuál era el afán del demonio con esa mujer, pero lo descubriría, y más pronto de lo que él pensaba.


 Capítulo 1

Un año después

Mónica Valentini, una chica de 24 años, tenía el cabello castaño por encima de sus hombros y sus ojos eran de un color marrón claro, ella era graduada de la Universidad de Bari, en Lengua y Literatura Extranjera, sabía hablar varios idiomas, el italiano (al ser su lengua materna), el inglés, el español, el francés y el alemán, Mónica tenía dos hermanas menores, Fiorella, de 20 años, que tenía el cabello castaño que le llegaba a su cintura y sus ojos eran de un color miel al igual que Mónica, y Elizabetta de 15 años quien tenía el cabello de un color marrón oscuro que le llegaba por encima de sus hombros y sus ojos eran de un color marrón claro.

Mónica vivía con sus padres en el pueblo llamado Venosa que quedaba en el sur de Italia, le encantaba salir con sus hermanas, pero una noche, estaba junto a su amiga Natalia Napolitano, que tenía el cabello amarillo que le llegaba hasta la cintura y los ojos azules.

  Oye, Mon, ¿quieres ir a una fiesta en Maschito?— Le preguntó Natalia mientras caminaban por una de las calles de Venosa sintiendo el calor del mes de agosto.

  ¿Una fiesta? Apenas es viernes…— Le dijo Mónica mientras colocaba sus manos en los bolsillos de su pantalón.

  Vamos, tu sabes que este mes Italia se llena de fiestas, ya eres mayor de edad, creo que por ir a una fiesta no te pasará algo. —  Le dijo mientras cruzaba sus brazos.

Mónica lo duda por unos segundos y luego ríe pasando su mano sobre su cabello despeinándolo un poco.

  De acuerdo, iremos, ¿a qué hora es la fiesta?

  A las diez de la noche. — Dijo Natalia deteniéndose, Mónica se detiene y mira su reloj que tenía en su brazo, eran apenas las seis de la tarde, aún quedaban varias horas para ir a la fiesta.

  Yo conduciré, estoy segura que tú tomarás más de la cuenta como la última vez.— Dijo Mónica riendo, la última vez habían ido a una fiesta,fue en la ciudad de Ginestra, y Natalia se había emborrachado tanto que Mónica la había tenido que llevar en su auto hasta su casa, como Natalia vivía sola, no tenía a nadie que la tuviera esperando para “regañarla” o algo por el estilo, con Mónica no pasaba lo mismo, ya que en su familia la habían acostumbrado a beber alcohol moderamente, pero el día que habían ido a esa fiesta, a Mónica y a Natalia, se les había olvidado un detalle importante, habían hablado con sus jefes (Mónica trabajaba en una joyería y Natalia en una panadería) para trabajar ese día y agarrarse un día de la semana para poder ir a la peluquería.

  De acuerdo, entonces me pasas buscando a las 10 de la noche, nos vemos. — Le dijo Natalia dándole a Mónica un beso en cada mejilla caminando ahora en dirección a su casa, Mónica vuelve a mirar su reloj, la 6:02 de la tarde, aún tenía tiempo para ir a su casa, contarle a su familia sobre la fiesta, bañarse y vestirse.

1 hora después

Mónica estaba viendo televisión en su habitación acostada en su cama cuando llega su hermana Fiorella.

  ¿Cómo es eso que vas a una fiesta sin mí?— Le pregunta colocando sus manos alrededor de su cintura.

   Eres menor de edad, no puedo llevarte a una fiesta donde van puros adultos. — Le dice mientras apagaba el televisor con el control y se sentaba en su cama para luego mirarla.

  Tengo 20 años, soy mayor de edad. — Dijo Fiorella inflando sus mejillas, Mónica ríe, le daba risa cuando su hermana se comportaba como una niña, Mónica se levanta y se acerca a ella.

  No para Italia, recuerda que la edad legal es a los 21, no a los 20. —  Y sin decir más, Mónica sale de su cuarto y comienza a caminar, su hermana suspira y camina detrás de Mónica siguiéndola.

  ¡Vamos! Nadie se dará cuenta.

Mónica va a la cocina y llena un vaso con agua.

  Mamá y papá no te dejarán ir, no insistas, solo voy con Natalia, te prometo que antes de la una de la mañana estaré en casa.

Fiorella no dice nada y se va a su habitación, le encantaba ir a fiestas con su hermana mayor, pero Mónica no quería llevarla, ¿y si le pedían identificación? Tenía que cuidar a su hermanita y por un momento, quería divertirse con su amiga, Natalia.

3 horas después

Mónica se estaba terminando de vestir para ir a la fiesta, se miraba al espejo, usaba un vestido rojo que le llegaba por encima de las rodillas, Mónica se despidió de su familia y va a buscar a Natalia en su auto, toca la corneta varias veces y salió Natalia cerrando la puerta con llave, ella traían vestido corto morado y cargaba el cabello suelto, subió al autor y cerró la puerta.

  ¡Estás hermosa, Mónica!

  Tú también lo estás, Natalia. — Dijo Mónica mientras arrancaba.

Natalia sonríe y comienza a ver por la ventana del auto, le emocionaba en cierta forma el viaje a Maschito.

Al poco tiempo, ellas llegan a la fiesta, le piden su identificación y entran, había mucha gente y se escuchaba música tecno de fondo.

  ¡Te dije que debíamos venir!— Le grita Natalia mientras pasaba entre las personas.

Ellas se detienen y comienzan a bailar, un chico de cabello castaño y ojos azules y otro chico de cabello negro y ojos marrones se acercan a Mónica y Natalia.

  Soy Luca. —  Dijo el de cabello castaño.

  Y yo Mateo. — Dijo el de cabello negro.

— Nosotras somos Natalia y Mónica. — Dijo Natalia mientras miraba a los recién llegados.

— ¿Les gustaría bailar?— Pregunta Luca, Natalia mira a Mónica como si esperara una aprobación y Mónica asiente.

— Claro. — Dijo Natalia.

Natalia comienza a bailar con Mateo y Mónica comienza a bailar con Luca, los cuatro bailan por unos minutos, luego, van a tomar unas bebidas, bailaron, conversaron y al pasar cuatro horas, decidieron irse.

— ¡Esta fiesta sí que fue divertida!— Gritó Natalia mientras bailaba en su asiento.

— Sí que lo fue. — Dijo Mónica riendo mientras conducía.

Cuando iban pasando por el precipicio que queda a la entrada de Venosa, justo en la curva, la luz de un camión las enceguece, Mónica mueve el volante para varios lados pero finalmente se va hacia la derecha, trepa un hombrillo, serpentea unas piedras y en un salto limpio se va por el precipicio, al destino fatal de la caída.

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